martes, 25 de abril de 2017

Actividad 3. Narración con libro.

Tras plantearse este trabajo en clase, me inundaron las dudas sobre cómo contar, cómo narrar o cómo leer un cuento a mis alumnos/as. ¿Se me daría bien? ¿Me pondría nerviosa? ¿Me acordaría de la historia? Mil dudas me surgieron, que poco a poco fui controlando y resolviendo a medida que elaboraba el trabajo.

El primer dilema surgió con qué estrategia elegir para mi trabajo. Ante las continuas dudas que teníamos las componentes del grupo, hicimos un sorteo y se me adjudicó la narración con libro.

Una parte de mí se quedó tranquila, ya que opino que tiene la mejor parte de cada una de las estrategias restantes: cuentas un cuento a tu alumnado, con tus palabras, sin tener que leerlo e interactuando con ellos; y a su vez, lo acompañas con imágenes y gestos para que ellos mismos puedan ir siguiendo la historia.

Cada estrategia tiene sus beneficios y sus inconvenientes, pero todas ellas son buenos métodos para contar un cuento a nuestro alumnado, introducirles en ese ambiente mágico de historias e imaginación.

El cuentacuentos potencia enormemente la imaginación, situándola como uno de sus objetivos principales, como bien aprendimos en clase. Contando una historia a nuestro alumnado, acompañándolo con gestos y entonación, creamos ese ambiente mágico introduciéndonos todos en el mundo de los cuentos. En mi opinión, es una estrategia de lo más complicada, ya que, como bien se explica en el bloque 3 de nuestra teoría, intervienen diversos aspectos, todos ellos importantes y a tener en cuenta.

Además de aprenderte la historia debes acompañarla, con los gestos, la mirada, la voz, la emoción, etc. y no todos los días es fácil elaborar tal interpretación.

Por otro lado, tenemos la narración con libro, contándoles un cuento a nuestro alumnado, esta vez apoyándonos en las imágenes del libro. Debemos aprendernos la historia, sí, otorgando complejidad a esta estrategia, pero tenemos el comodín de las imágenes, permitiéndonos el contar la historia según lo que nuestros alumnos/as van viendo en cada página.

Al igual que con la estrategia anterior, es muy importante acompañar nuestra narración con gestos y entonación, a la vez que hacer a todos/as partícipes mediante preguntas a lo largo de la historia.

Por último, encontramos la lectura, a través de la cual el maestro/a lee el cuento, enseñando a cada uno de sus alumnos/as las imágenes del libro. En esta estrategia también encontramos las preguntas hacia nuestro alumnado, siendo siempre partícipes de la aventura de los cuentos que escuchan, a la vez que el cuidado en la entonación, ritmo y pausas, que no se consiguen sin trabajo y práctica.

Un dato muy importante a tener en cuenta a la hora de realizar estas estrategias con nuestros alumnos/as es la relación que debe existir entre la edad del alumnado, el libro escogido y la estrategia a realizar; ya que se crea un triángulo que debemos respetar para realizar estas estrategias de manera correcta y en beneficio de los niños/as.

Tras conocer las tres estrategias estudiadas, y analizar más a fondo la que se me adjudicó por sorteo a realizar (narración por libro) me situé ante el segundo dilema, elegir un cuento adecuado para esta estrategia.

Releí la teoría en la que explica claramente en lo que consiste la narración con libro y destaqué características importantes como:
  •         Recrear la historia a través de las ilustraciones
  •         Transmitir la historia con tus palabras
  •         Interactuar con los niños/as continuamente

Indagué en los blogs de mis compañeros/as para coger ideas sobre posibles cuentos, y me decanté finalmente por uno, que ya conocía anteriormente y que cada día me gusta más.

“Adivina cuanto te quiero”

Buen título para un cuento que definitivamente se encuentra entre mis favoritos dentro del pequeñísimo (de momento) grupo de cuentos que conozco. Sea por el mensaje que extraigo de él, las sensaciones que me produce en relación con mi vida personal o sus increíbles ilustraciones llenas de delicadeza y colores que invitan a relajarte descubriendo lo que esconden.



Considero que es un buen cuento que narrar a los niños/as de educación infantil, y que, acompañándolo con sus imágenes, puede crear un clima muy bonito y mágico en la hora del cuento.

Creo que es adecuado para niños/as de 3-4 años, mostrándoles las imágenes de las liebres y exagerando los gestos haciéndoles partícipes. Con esta edad pueden entender muy bien el argumento, ya que se pueden ver identificados con la pequeña liebre color avellana, deseosa de decirle cuánto le quiere a la gran liebre color avellana.

A su vez, pueden relacionar el cuento con sus experiencias vitales, sus buenas noches, los cuentos que les leen sus padres/madres, o las sensaciones que tienen al expresar los sentimientos; ya que comienzan a hacerlo cada vez más mediante las palabras.


ENSAYO

Tras decidir qué edad es la adecuada para este cuento, comencé a practicarlo en casa. Lo leí y releí muchas veces, apuntándome posibles preguntas que realizar a los niños/as durante la narración.

Me costó enormemente saber cuándo introducir dichas preguntas, ya que no sabía si distraerían demasiado o serían enriquecedoras. A su vez, fui practicando la entonación y los gestos, imitando cada acción que hace la pequeña liebre color de avellana a lo largo del cuento.

Algunas de las preguntas o intervenciones que haría durante la narración serían:
  • ¿Dónde tenemos nosotros las orejas?
  • ¿Cómo abría los brazos la pequeña liebre color avellana? ¿Y la grande? (invitándoles a gesticular conmigo abriendo los brazos y luego estirándolos más todavía)
  • ¿Cómo se estiraba la pequeña liebre color de avellana? ¿Y la grande? (Repitiendo la invitación a gesticular) ¿Quién llegará más alto, la gran liebre o la pequeña?
  • ¿Alguien sabe dónde está la luna? ¿Está cerca o muy lejos?

A su vez, en el momento en el que la pequeña liebre salta numerosas veces, exclamaría “¡boing! ¡boing! ¡boing!” Utilizando dicha onomatopeya para reforzar su atención e interés.



Practicando, veía que me costaba mucho el cambiar la voz de liebre pequeña a liebre grande, por lo que me centré en los gestos y la entonación a lo largo de la historia, sin complicarme con las voces, haciéndolo de manera sutil, ya que podrían ser el causante de la confusión durante mi narración. A su vez, reduje el número de veces que decía “pequeña/grande liebre color avellana” ya que me resultaba repetitivo.

De tanto leerlo y practicarlo, finalmente aprendí el argumento, pudiendo relatarlo con mis palabras acompañando a las imágenes. Sin embargo, temía que los nervios me jugarán una mala pasada a la hora de concentrarme en narrar, gesticular, entonar, preguntar… ¡Muchas cosas!

Practiqué con mis padres, pidiéndoles que participasen como si fuesen niños/a de 3-4 años, les hice las preguntas durante la narración, así como otras que se me ocurrieron para el momento final.

Mi idea inicial es contarlo de manera que todos los alumnos/as participen alargando los brazos como la liebre, estirándose, buscando la luna etc. y que finalmente contasen a todos los demás sus reflexiones sobre el libro, terminando el momento del cuento saltando todos juntos como lo hacen las liebres.

Para ese momento final de reflexión les plantearía preguntas como:
  •  ¿Os ha gustado el cuento? ¿Qué pensáis?
  •  ¿Vosotros/as sois muy charlatanes antes de ir a dormir?
  •  ¿Quién abriría más los brazos la pequeña liebre color avellana, o la grande? ¿Pasa algo?
  • ¿Qué creéis que quería la pequeña liebre color avellana? ¿Cómo lo habríais dicho vosotros/as?
  • ¿Os gusta decir vuestros sentimientos a los demás?


Dando por finalizado el momento del cuento les preguntaría ¿Cómo saltan las liebres? Y les invitaría a saltar todos juntos, cambiando hacia otra actividad, taller o momento en el aula.

A su vez, antes de comenzar mi narración, invitaría a los niños/as a “llamar” al cuento conmigo, golpeando el libro y abriéndolo con cara de sorpresa diciendo “Ábrete cuento…a ver lo que tienes ¡DENTRO!” (Todo ello pidiendo la ayuda de los niños, ya que solo con sus peticiones podemos despertar a los cuentos)

Para finalizarlo, aprovecharía una fórmula muy conocida por todos/as, invitando a los niños a lanzar los cohetes conmigo: “Colorín colorado, este cuento se ha acabado, y colorín colorete, por la chimenea sale un cohete” (En este momento representaría con golpes, palmas y silbidos cómo sale y explota el cohete) “¡Y ahora uno estropeado!”  (repetiría los movimientos, pero de manera más suave, reduciendo el ruido, como si el cohete apenas sonase).

Por último, en el caso de que haya dificultad para que todos/as viesen las ilustraciones, existe la posibilidad del cuento en versión digital, siendo proyectado en el aula.


PRÁCTICA

Después de tanta preparación, llegó el momento de contárselo a mis compañeras, iniciando la experiencia en un grupo de tres personas con Ana Calzado y Cristina Martín-Montalvo.

Descubrí que estaba menos nerviosa de lo que me esperaba, aunque era consciente de las diferencias existentes entre contar un cuento a niños de 3-4 años, que hacerlo a adultos.

Sin ir más lejos comencé mi narración, y tras escuchar el feedback de mis compañeras, me quedé muy satisfecha, ya que consideraron que había hecho un buen trabajo.
  • Ambas coincidieron en que el cuento escogido concordaba con la edad que había determinado; así como la entonación y los gestos, invitando a participar y captando toda atención posible.
  • Apuntaron que, a la hora de hacerlo con niños/as debía ir más despacio, pero que la manera de contarlo, gesticulando y entonando las expresiones le había gustado mucho.
  • A su vez, me dijeron que tanto el empiece como el cierre del momento del cuento les había parecido muy bien y muy adecuado, divertido para los niños, sorprendiéndoles llamando al cuento y tirando cohetes.
  • Por último, las preguntas, tanto durante la narración como al final, las consideraron adecuadas y correctas.

Tras esta primera experiencia, me dispuse a contar mi cuento a Ana García y María Montojo. Mis sensaciones eran más calmadas y me permití el disfrutar, contando el cuento como si estuviese sola, delante de mis alumnos/as.

Ambas acabaron muy contentas con mi narración, diciéndome que era muy buena la entrada y la salida del momento del cuento.

Añadieron que, gestos, entonación y preguntas eran adecuados y se me había visto tranquila y pausada a la hora de narrarlo (situación que mejore gracias al primer feedback).

Por último, tuve mi tercera narración con Beatriz Galilea e Irene Polo. Ya sea por las prácticas previas o la falta de tiempo para ponerse nerviosa, descubrí que ya no suponía ningún problema o dificultad el narrar un cuento a adultos.

Ambas coincidieron con mis otras compañeras en que tanto los gestos como las preguntas y la entonación eran adecuadas, y que les había gustado especialmente la manera de narrarlo y exagerar los gestos. A su vez, destacaron el empiece y cierre, con la llamada al cuento y los cohetes.

Por último, me animaron a contarlo más alto, ya que había sido más difícil escucharme por el ruido del salón de actos; pero apuntaron que, en una clase, esta situación sería más fácil, aunque seguiría necesitando más volumen.


AUTOEVALUACIÓN

Entre práctica y práctica, Irune me comentó que el cuento que había escogido es perfecto para leerlo en un aula, por lo que había seleccionado una estrategia menos adecuada. Sin embargo, mis compañeras me decían en su feedback que preferían la narración con libro, ya que gesticulando y viendo las imágenes, hacía el cuento más divertido y atractivo.

Me encuentro posicionada a favor de ambos comentarios. Considero que el argumento, la función poética y el cuento en sí contiene una belleza propia de ser leída, siendo fiel a cada palabra y focalizando el interés en escuchar la historia. Por otro lado, creo que las imágenes contienen una belleza que merece ser enseñada con interés, así como unos gestos y situaciones que pueden ser aprovechados para atraer todavía más a los niños/as, utilizando la narración con libro.

En un futuro me gustaría poder elegir bien los cuentos que leer/contar a mis alumnos/as, adaptando cada estrategia a su edad y al libro, y creando un ambiente mágico como es la literatura, no para enseñar, sino como un fin en sí misma, como hemos aprendido en clase. 

Gracias al feedback de mis compañeras he podido darme cuenta de que los nervios pueden hacer que me acelere a la hora de narrarlo o que se me apague la voz, por lo que debo ir tranquila a contar cuentos a mis alumnos/as en un futuro, ya que el tiempo y el tono son dos características de gran importancia dentro de la narración.

Por otro lado, me siento orgullosa de haber controlado la entonación y los gestos, ya que daban mucha fuerza a la narración, y al escuchar el feedback de mis compañeras he podido ver que han disfrutado con ello.



CONCLUSIÓN

Termino este trabajo y experiencia con buenas sensaciones, viendo que he sido capaz de hacer algo que previamente veía imposible. Me veía incapaz de perder la vergüenza, hablar en público, gesticular, entonar, CONTAR un cuento; lo consideraba de tal complejidad que me había creado barreras a mí misma.

Tras esta práctica y la experiencia contándolo a mis compañeras, he podido ver que no todo es tan difícil, siempre y cuando tenga un trabajo previo. También he podido aprender que contar un cuento no es algo sencillo, sino que requiere muchos factores que deben ser practicados para sacarle el mayor partido a cada experiencia.

Creo que tanto la narración con libro, como el cuentacuentos o la lectura, son estrategias cruciales y de gran importancia en Educación Infantil; ya que, como hemos ido trabajando a lo largo del cuatrimestre, constituyen un momento mágico, imaginativo y de pleno disfrute para nuestro alumnado.

Practicando, trabajando, formándose y siempre indagando y conociendo nuevos libros y diferentes historias, podemos presentar a nuestros alumnos/as diferentes sensaciones, reflexiones y experiencias con las que disfrutar y crecer desarrollando su imaginación y su mundo interior.


Todo ese trabajo y práctica permitirá que los niños/as, protagonistas de todo aquello que envuelve nuestra vocación, disfruten los cuentos, dejando volar su imaginación “de aquí a la luna.... y vuelta” 



BIBLIOGRAFÍA

Escudero, Á. (2012). Las etapas del desarrollo madurativo. Formación Activa En Pediatría de Atención Primaria, 2, 65–72. Retrieved from http://archivos.fapap.es/files/639-779-RUTA/02 FAPap_2_2012.pdf

Labajo, I. (2017) Teoría de Literatura Infantil. Bloque 3: La hora del cuento.

McBratney, S. Adivina cuánto te quiero.





5 comentarios:

  1. Hola Marta

    Tenía que comentarte el blog porque gustándome tanto el anterior post, no podía dejar de leer este y me has sorprendido enormemente.

    Has conseguido emocionarme, con cada frase que has escrito reflejas perfectamente esa ilusión que todos deberíamos tener como futuros maestros. Demuestras que el esfuerzo merece la pena, refiriéndome al apartado del ensayo. Has conseguido superarte y es para felicitarte.

    Como comentas en la parte de la práctica, acabé contentísima al escucharte. En ti se veía claramente un buen proyecto de maestra. Son las ganas con las que narraste ese cuento y se notaba que te gustaba muchísimo. Seguro que en un futuro consigues transmitir un montón de emociones a tus alumnos.

    En cuanto a la autoevaluación, yo también estoy de acuerdo contigo en que el libro de “Adivina cuanto te quiero” está bien elegido como narración. Pero estoy segura de que esto se debe gracias a cómo conseguiste llegarnos con todo lo añadido al cuento en sí. De todas formas también coincido con Irune en que estaría bien en lectura ya que tiene un lenguaje precioso y sencillo, que he de decir que tú no estropeaste en ningún momento.

    Para terminar, decirte que creo que has hecho un trabajo completísimo y se ve que has trabajado tanto antes como después del taller. Y con todo esto, darte mi más sincera enhorabuena.

    Un besito

    Ana

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario Ana, me alegra mucho que te haya gustado.

      Un besito

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  2. Hola Marta!
    Me ha encantado la entrada! Creo que no se te ha escapado ningún detalle, y que has reflejado totalmente la preparación de la actividad,así como el desarrollo.
    Yo estuve presente una de las veces que contaste el cuento y lo disfruté muchísimo, me parece que lo hiciste fenomenal, que se notaba que lo habías estado preparando y trabajando y nos metiste en la historia desde el principio.
    Por otra parte, tal y como comentamos al terminar la actividad, quizás para este libro hubiese sido más adecuada la estrategia de la lectura.
    Me ha encantado tu entrada, se nota mucho que disfrutas de lo que haces! sigue así!

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  3. Perfecto, Marta. Recuerda que en la lectura también se muestras las imágenes, que son lo suficientemente expresivas como para que los niños las relacionen con el texto aunque no incidas en ellas y te limites a leer la historia.

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