Tras plantearse
este trabajo en clase, me inundaron las dudas sobre cómo contar, cómo narrar o
cómo leer un cuento a mis alumnos/as. ¿Se me daría bien? ¿Me pondría nerviosa?
¿Me acordaría de la historia? Mil dudas me surgieron, que poco a poco fui controlando
y resolviendo a medida que elaboraba el trabajo.
El primer dilema
surgió con qué estrategia elegir para mi trabajo. Ante las continuas dudas que
teníamos las componentes del grupo, hicimos un sorteo y se me adjudicó la narración
con libro.
Una parte de mí
se quedó tranquila, ya que opino que tiene la mejor parte de cada una de las
estrategias restantes: cuentas un cuento a tu alumnado, con tus palabras, sin
tener que leerlo e interactuando con ellos; y a su vez, lo acompañas con
imágenes y gestos para que ellos mismos puedan ir siguiendo la historia.
Cada estrategia
tiene sus beneficios y sus inconvenientes, pero todas ellas son buenos métodos
para contar un cuento a nuestro alumnado, introducirles en ese ambiente mágico
de historias e imaginación.
El cuentacuentos
potencia enormemente la imaginación, situándola como uno de sus objetivos
principales, como bien aprendimos en clase. Contando una historia a nuestro
alumnado, acompañándolo con gestos y entonación, creamos ese ambiente mágico
introduciéndonos todos en el mundo de los cuentos. En mi opinión, es una
estrategia de lo más complicada, ya que, como bien se explica en el bloque 3 de
nuestra teoría, intervienen diversos aspectos, todos ellos importantes y a
tener en cuenta.
Además de
aprenderte la historia debes acompañarla, con los gestos, la mirada, la voz, la
emoción, etc. y no todos los días es fácil elaborar tal interpretación.
Por otro lado,
tenemos la narración con libro, contándoles un cuento a nuestro
alumnado, esta vez apoyándonos en las imágenes del libro. Debemos aprendernos
la historia, sí, otorgando complejidad a esta estrategia, pero tenemos el
comodín de las imágenes, permitiéndonos el contar la historia según lo que
nuestros alumnos/as van viendo en cada página.
Al igual que con
la estrategia anterior, es muy importante acompañar nuestra narración con
gestos y entonación, a la vez que hacer a todos/as partícipes mediante
preguntas a lo largo de la historia.
Por último,
encontramos la lectura, a través de la cual el maestro/a lee el cuento, enseñando a cada uno de sus alumnos/as las imágenes del libro. En
esta estrategia también encontramos las preguntas hacia nuestro alumnado,
siendo siempre partícipes de la aventura de los cuentos que escuchan, a la vez
que el cuidado en la entonación, ritmo y pausas, que no se consiguen sin trabajo y
práctica.
Un dato muy importante a tener en cuenta a la hora de realizar estas estrategias con nuestros alumnos/as es la relación que debe existir entre la edad del alumnado, el libro escogido y la estrategia a realizar; ya que se crea un triángulo que debemos respetar para realizar estas estrategias de manera correcta y en beneficio de los niños/as.
Un dato muy importante a tener en cuenta a la hora de realizar estas estrategias con nuestros alumnos/as es la relación que debe existir entre la edad del alumnado, el libro escogido y la estrategia a realizar; ya que se crea un triángulo que debemos respetar para realizar estas estrategias de manera correcta y en beneficio de los niños/as.
Tras conocer las
tres estrategias estudiadas, y analizar más a fondo la que se me adjudicó por
sorteo a realizar (narración por libro) me situé ante el segundo dilema, elegir
un cuento adecuado para esta estrategia.
Releí la teoría
en la que explica claramente en lo que consiste la narración con libro y
destaqué características importantes como:
- Recrear la historia a través de las ilustraciones
- Transmitir la historia con tus palabras
- Interactuar con los niños/as continuamente
Indagué en los
blogs de mis compañeros/as para coger ideas sobre posibles cuentos, y me
decanté finalmente por uno, que ya conocía anteriormente y que cada día me
gusta más.
“Adivina cuanto te quiero”
Buen título para
un cuento que definitivamente se encuentra entre mis favoritos dentro del
pequeñísimo (de momento) grupo de cuentos que conozco. Sea por el mensaje que
extraigo de él, las sensaciones que me produce en relación con mi vida personal
o sus increíbles ilustraciones llenas de delicadeza y colores que invitan a
relajarte descubriendo lo que esconden.
Considero que es
un buen cuento que narrar a los niños/as de educación infantil, y que,
acompañándolo con sus imágenes, puede crear un clima muy bonito y mágico en la
hora del cuento.
Creo que es adecuado para niños/as de 3-4 años, mostrándoles las imágenes de las
liebres y exagerando los gestos haciéndoles partícipes. Con esta edad pueden
entender muy bien el argumento, ya que se pueden ver identificados con la
pequeña liebre color avellana, deseosa de decirle cuánto le quiere a la gran
liebre color avellana.
A su vez, pueden
relacionar el cuento con sus experiencias vitales, sus buenas noches, los
cuentos que les leen sus padres/madres, o las sensaciones que tienen al
expresar los sentimientos; ya que comienzan a hacerlo cada vez más mediante las
palabras.
ENSAYO
Tras decidir qué
edad es la adecuada para este cuento, comencé a practicarlo en casa. Lo leí y
releí muchas veces, apuntándome posibles preguntas que realizar a los niños/as
durante la narración.
Me costó
enormemente saber cuándo introducir dichas preguntas, ya que no sabía si
distraerían demasiado o serían enriquecedoras. A su vez, fui practicando la
entonación y los gestos, imitando cada acción que hace la pequeña liebre color
de avellana a lo largo del cuento.
Algunas de las
preguntas o intervenciones que haría durante la narración serían:
- ¿Dónde tenemos nosotros las orejas?
- ¿Cómo abría los brazos la pequeña liebre color avellana? ¿Y la grande? (invitándoles a gesticular conmigo abriendo los brazos y luego estirándolos más todavía)
- ¿Cómo se estiraba la pequeña liebre color de avellana? ¿Y la grande? (Repitiendo la invitación a gesticular) ¿Quién llegará más alto, la gran liebre o la pequeña?
- ¿Alguien sabe dónde está la luna? ¿Está cerca o muy lejos?
A su vez, en el
momento en el que la pequeña liebre salta numerosas veces, exclamaría “¡boing!
¡boing! ¡boing!” Utilizando dicha onomatopeya para reforzar su atención e
interés.
Practicando, veía
que me costaba mucho el cambiar la voz de liebre pequeña a liebre grande, por
lo que me centré en los gestos y la entonación a lo largo de la historia, sin
complicarme con las voces, haciéndolo de manera sutil, ya que podrían ser el
causante de la confusión durante mi narración. A su vez, reduje el número de
veces que decía “pequeña/grande liebre color avellana” ya que me resultaba repetitivo.
De tanto leerlo
y practicarlo, finalmente aprendí el argumento, pudiendo relatarlo con mis
palabras acompañando a las imágenes. Sin embargo, temía que los nervios me
jugarán una mala pasada a la hora de concentrarme en narrar, gesticular,
entonar, preguntar… ¡Muchas cosas!
Practiqué con
mis padres, pidiéndoles que participasen como si fuesen niños/a de 3-4 años,
les hice las preguntas durante la narración, así como otras que se me
ocurrieron para el momento final.
Mi idea inicial
es contarlo de manera que todos los alumnos/as participen alargando los brazos
como la liebre, estirándose, buscando la luna etc. y que finalmente contasen a
todos los demás sus reflexiones sobre el libro, terminando el momento del
cuento saltando todos juntos como lo hacen las liebres.
Para ese momento
final de reflexión les plantearía preguntas como:
- ¿Os ha gustado el cuento? ¿Qué pensáis?
- ¿Vosotros/as sois muy charlatanes antes de ir a dormir?
- ¿Quién abriría más los brazos la pequeña liebre color avellana, o la grande? ¿Pasa algo?
- ¿Qué creéis que quería la pequeña liebre color avellana? ¿Cómo lo habríais dicho vosotros/as?
- ¿Os gusta decir vuestros sentimientos a los demás?
Dando por
finalizado el momento del cuento les preguntaría ¿Cómo saltan las liebres? Y les
invitaría a saltar todos juntos, cambiando hacia otra actividad, taller o
momento en el aula.
A su vez, antes
de comenzar mi narración, invitaría a los niños/as a “llamar” al cuento conmigo,
golpeando el libro y abriéndolo con cara de sorpresa diciendo “Ábrete cuento…a
ver lo que tienes ¡DENTRO!” (Todo ello pidiendo la ayuda de los niños, ya que
solo con sus peticiones podemos despertar a los cuentos)
Para finalizarlo,
aprovecharía una fórmula muy conocida por todos/as, invitando a los
niños a lanzar los cohetes conmigo: “Colorín colorado, este cuento se ha
acabado, y colorín colorete, por la chimenea sale un cohete” (En este momento
representaría con golpes, palmas y silbidos cómo sale y explota el cohete) “¡Y
ahora uno estropeado!” (repetiría los movimientos,
pero de manera más suave, reduciendo el ruido, como si el cohete apenas
sonase).
Por último, en
el caso de que haya dificultad para que todos/as viesen las ilustraciones,
existe la posibilidad del cuento en versión digital, siendo proyectado en el
aula.
PRÁCTICA
Después de tanta
preparación, llegó el momento de contárselo a mis compañeras, iniciando la
experiencia en un grupo de tres personas con Ana Calzado y Cristina Martín-Montalvo.
Descubrí que
estaba menos nerviosa de lo que me esperaba, aunque era consciente de las
diferencias existentes entre contar un cuento a niños de 3-4 años, que hacerlo
a adultos.
Sin ir más lejos
comencé mi narración, y tras escuchar el feedback de mis compañeras, me quedé
muy satisfecha, ya que consideraron que había hecho un buen trabajo.
- Ambas coincidieron en que el cuento escogido concordaba con la edad que había determinado; así como la entonación y los gestos, invitando a participar y captando toda atención posible.
- Apuntaron que, a la hora de hacerlo con niños/as debía ir más despacio, pero que la manera de contarlo, gesticulando y entonando las expresiones le había gustado mucho.
- A su vez, me dijeron que tanto el empiece como el cierre del momento del cuento les había parecido muy bien y muy adecuado, divertido para los niños, sorprendiéndoles llamando al cuento y tirando cohetes.
- Por último, las preguntas, tanto durante la narración como al final, las consideraron adecuadas y correctas.
Tras esta
primera experiencia, me dispuse a contar mi cuento a Ana García y María
Montojo. Mis sensaciones eran más calmadas y me permití el disfrutar, contando
el cuento como si estuviese sola, delante de mis alumnos/as.
Ambas acabaron
muy contentas con mi narración, diciéndome que era muy buena la entrada y la
salida del momento del cuento.
Añadieron que, gestos, entonación y preguntas eran adecuados y se me había visto tranquila y
pausada a la hora de narrarlo (situación que mejore gracias al primer
feedback).
Por último, tuve
mi tercera narración con Beatriz Galilea e Irene Polo. Ya sea por las prácticas
previas o la falta de tiempo para ponerse nerviosa, descubrí que ya no suponía
ningún problema o dificultad el narrar un cuento a adultos.
Ambas
coincidieron con mis otras compañeras en que tanto los gestos como las
preguntas y la entonación eran adecuadas, y que les había gustado especialmente
la manera de narrarlo y exagerar los gestos. A su vez, destacaron el empiece y
cierre, con la llamada al cuento y los cohetes.
Por último, me
animaron a contarlo más alto, ya que había sido más difícil escucharme por el
ruido del salón de actos; pero apuntaron que, en una clase, esta situación
sería más fácil, aunque seguiría necesitando más volumen.
AUTOEVALUACIÓN
Entre práctica y
práctica, Irune me comentó que el cuento que había escogido es perfecto para
leerlo en un aula, por lo que había seleccionado una estrategia menos adecuada. Sin
embargo, mis compañeras me decían en su feedback que preferían la narración con
libro, ya que gesticulando y viendo las imágenes, hacía el cuento más divertido
y atractivo.
Me encuentro
posicionada a favor de ambos comentarios. Considero que el argumento, la
función poética y el cuento en sí contiene una belleza propia de ser leída,
siendo fiel a cada palabra y focalizando el interés en escuchar la historia.
Por otro lado, creo que las imágenes contienen una belleza que merece ser
enseñada con interés, así como unos gestos y situaciones que pueden ser
aprovechados para atraer todavía más a los niños/as, utilizando la narración
con libro.
En un futuro me gustaría poder elegir bien los cuentos que leer/contar a mis alumnos/as, adaptando cada estrategia a su edad y al libro, y creando un ambiente mágico como es la literatura, no para enseñar, sino como un fin en sí misma, como hemos aprendido en clase.
En un futuro me gustaría poder elegir bien los cuentos que leer/contar a mis alumnos/as, adaptando cada estrategia a su edad y al libro, y creando un ambiente mágico como es la literatura, no para enseñar, sino como un fin en sí misma, como hemos aprendido en clase.
Gracias al feedback de mis
compañeras he podido darme cuenta de que los nervios pueden hacer que me
acelere a la hora de narrarlo o que se me apague la voz, por lo que debo ir
tranquila a contar cuentos a mis alumnos/as en un futuro, ya que el tiempo y el
tono son dos características de gran importancia dentro de la narración.
Por otro lado, me siento orgullosa
de haber controlado la entonación y los gestos, ya que daban mucha fuerza a la
narración, y al escuchar el feedback de mis compañeras he podido ver que han
disfrutado con ello.
CONCLUSIÓN
Termino este trabajo y experiencia con
buenas sensaciones, viendo que he sido capaz de hacer algo que previamente veía
imposible. Me veía incapaz de perder la vergüenza, hablar en público,
gesticular, entonar, CONTAR un cuento; lo consideraba de tal complejidad que me
había creado barreras a mí misma.
Tras esta práctica y la experiencia
contándolo a mis compañeras, he podido ver que no todo es tan difícil, siempre
y cuando tenga un trabajo previo. También he podido aprender que contar un
cuento no es algo sencillo, sino que requiere muchos factores que deben ser
practicados para sacarle el mayor partido a cada experiencia.
Creo que tanto la narración con
libro, como el cuentacuentos o la lectura, son estrategias cruciales y de gran
importancia en Educación Infantil; ya que, como hemos ido trabajando a lo largo
del cuatrimestre, constituyen un momento mágico, imaginativo y de pleno
disfrute para nuestro alumnado.
Practicando, trabajando, formándose
y siempre indagando y conociendo nuevos libros y diferentes historias, podemos
presentar a nuestros alumnos/as diferentes sensaciones, reflexiones y experiencias
con las que disfrutar y crecer desarrollando su imaginación y su mundo
interior.
Todo ese trabajo y práctica
permitirá que los niños/as, protagonistas de todo aquello que envuelve nuestra
vocación, disfruten los cuentos, dejando volar su imaginación “de aquí a la
luna.... y vuelta”
BIBLIOGRAFÍA
Escudero, Á. (2012). Las etapas del desarrollo
madurativo. Formación Activa En Pediatría de Atención Primaria, 2, 65–72.
Retrieved from http://archivos.fapap.es/files/639-779-RUTA/02 FAPap_2_2012.pdf
Labajo, I. (2017) Teoría de Literatura Infantil. Bloque 3: La hora del
cuento.
McBratney, S. Adivina cuánto te quiero.
Hola Marta
ResponderEliminarTenía que comentarte el blog porque gustándome tanto el anterior post, no podía dejar de leer este y me has sorprendido enormemente.
Has conseguido emocionarme, con cada frase que has escrito reflejas perfectamente esa ilusión que todos deberíamos tener como futuros maestros. Demuestras que el esfuerzo merece la pena, refiriéndome al apartado del ensayo. Has conseguido superarte y es para felicitarte.
Como comentas en la parte de la práctica, acabé contentísima al escucharte. En ti se veía claramente un buen proyecto de maestra. Son las ganas con las que narraste ese cuento y se notaba que te gustaba muchísimo. Seguro que en un futuro consigues transmitir un montón de emociones a tus alumnos.
En cuanto a la autoevaluación, yo también estoy de acuerdo contigo en que el libro de “Adivina cuanto te quiero” está bien elegido como narración. Pero estoy segura de que esto se debe gracias a cómo conseguiste llegarnos con todo lo añadido al cuento en sí. De todas formas también coincido con Irune en que estaría bien en lectura ya que tiene un lenguaje precioso y sencillo, que he de decir que tú no estropeaste en ningún momento.
Para terminar, decirte que creo que has hecho un trabajo completísimo y se ve que has trabajado tanto antes como después del taller. Y con todo esto, darte mi más sincera enhorabuena.
Un besito
Ana
Muchísimas gracias por tu comentario Ana, me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn besito
Hola Marta!
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada! Creo que no se te ha escapado ningún detalle, y que has reflejado totalmente la preparación de la actividad,así como el desarrollo.
Yo estuve presente una de las veces que contaste el cuento y lo disfruté muchísimo, me parece que lo hiciste fenomenal, que se notaba que lo habías estado preparando y trabajando y nos metiste en la historia desde el principio.
Por otra parte, tal y como comentamos al terminar la actividad, quizás para este libro hubiese sido más adecuada la estrategia de la lectura.
Me ha encantado tu entrada, se nota mucho que disfrutas de lo que haces! sigue así!
Muy bien, Ana.
EliminarPerfecto, Marta. Recuerda que en la lectura también se muestras las imágenes, que son lo suficientemente expresivas como para que los niños las relacionen con el texto aunque no incidas en ellas y te limites a leer la historia.
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